Los traumatismos
leves pueden provocar un caput succedaneum (edema en la porción presentada
del cuero cabelludo), debido a la presión de esta zona contra el cuello
uterino; los traumatismos de mayor intensidad pueden producir una hemorragia
subaponeurótica, caracterizada por una consistencia pastosa en todo el
cuero cabelludo, incluidas las zonas temporales.
El cefalohematoma
o hemorragia bajo el periostio, puede diferenciarse de las hemorragias más
superficiales porque está muy bien delimitado en la zona que cubre un único
hueso, ya que el periostio se adhiere a nivel de las suturas. Los
cefalohematomas suelen ser unilaterales y parietales. Un pequeño porcentaje de
los casos se asocian a una fractura lineal del hueso subyacente. Los
cefalohematomas no requieren tratamiento, pero en alguna ocasión pueden causar
anemia o hiperbilirrubinemia.
Las fracturas de
cráneo con hundimiento son poco frecuentes. La mayoría se deben a la
presión del fórceps; en raras ocasiones, son secundarias a la compresión de la
cabeza sobre una prominencia ósea durante la vida intrauterina. Las fracturas
de cráneo con hundimiento y otros traumatismos cefálicos pueden asociarse a
hemorragias subdurales, hemorragias subaracnoideas o contusión o laceración del
propio encéfalo (v. Hemorragia intracraneal, más adelante). Las fracturas
pueden apreciarse como depresiones y deben diferenciarse de las depresiones
secundarias a la elevación del borde perióstico que acompañan a los
cefalohematomas. El diagnóstico se confirma con radiografías; las fracturas con
hundimiento pueden precisar una intervención neuroquirúrgica para elevar el
hueso.
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