La fractura de la parte media de la clavícula, la más frecuente en el parto, suele asociarse a la distocia de hombros. Lo primero que se aprecia es que el niño no mueve el brazo del lado afecto ni de manera espontánea ni cuando se estimula el reflejo de Moro. La mayoría de las fracturas claviculares son en tallo verde y consolidan con rapidez y sin complicaciones. En una semana se forma un gran callo de fractura en el foco de ésta y su remodelación se completa en un mes. La principal importancia de las fracturas claviculares es su tendencia a producir lesiones del plexo braquial y neumotórax, por perforación de la pleura apical.
En los partos difíciles pueden fracturarse el húmero o el fémur. La mayor parte de estas fracturas son en tallo verde, se localizan en la zona media de la diáfisis y suelen evolucionar con una remodelación excelente, incluso aunque inicialmente exista una angulación moderada. Los huesos largos pueden fracturarse en la epífisis pero, aun en estos casos, el pronóstico es excelente en los RN.
LESIONES DE LOS TEJIDOS BLANDOS
Los tejidos blandos, cuando forman parte de la presentación o han actuado como punto de apoyo de las contracciones uterinas, pueden sufrir lesiones que se manifiestan con edema y equimosis, sobre todo las áreas periorbitarias y los tejidos faciales en las presentaciones de cara y el escroto o los labios en las presentaciones de nalgas. Cuando una lesión da lugar a un hematoma, es porque se han roto vasos sanguíneos en los tejidos y el heme se ha convertido en bilirrubina. La carga añadida de esta última puede provocar una hiperbilirrubinemia neonatal suficiente para requerir una exanguinotransfusión (v. Hiperbilirrubinemia en Problemas metabólicos del RN, más adelante). No es necesario tratamiento adicional alguno.
0 comments:
Publicar un comentario