Queridas colegas, se que esta felicitación es tarde; pero un adagio conocido dice más vale tarde que nunca y por eso publico algo que es para nosotras.
ENFERMERAS, siempre con el alma
y la tarea de servir en cierta ocasión leí que:
“Prestar ayuda y cuidados a una persona enferma en cuerpo o alma es estar eternamente al
servicio de Dios”
No sé sí esto tiene
algún significado para ti, ló que si sé es que cuando yo me he sentido mal he
valorado mucho a la persona que me ha dado una palabra de aliento o su simple
compañía y al interpretar estos sentimientos, no tengo ninguna duda que esto es una realidad.
En los últimos años
he tenido el privilegio de conocer ENFERMERAS fantásticas que entran en mi vida en los momentos más inesperados,
trayendo conocimientos, mensajes de optimismo, de calidad, de vida, de humor,
de reflexión.
Estoy impresionada de
conocer a muchas ENFERMERAS con disposición y disponibilidad para ser
generosas, afectivas, prestando atención y cuidados a gente que no conocen y
eso reconforta, ayuda e incentiva a dar lo mejor de uno al mundo.
Es cierto que a
muchos no les gusta nuestro estilo de vida, pero es porque no han descubierto
ni palpado en carne propia lo importante de nuestra labor ni el valor de lo que
proporcionamos.
Seguramente alguien
dirá que cada una de nosotras puede ser sustituida por alguién más.
Pero lo cierto es que
para nosotras nada sustituye la satisfacción de la tarea cumplida.
Nos gratifica lo que las personas nos dicen, como
gracias, o que somos maravillosas, o nos sonrien cuando su dolor se alivia...
Algunas nos llaman
ángeles.
Entonces
comprobamos que cada vez que prestamos
nuestros cuidados a alguién somos el instrumento con que Dios cuida a sus
hijos.
¿En que profesión
podrías gozar de semejante privilegio?
En todo este tiempo,
tal vez algunas personas ya ni nos
recuerdan. Pero...... Otras, cada cierto tiempo tienen palabras de agradecimiento para el ser
que les cuido... Y otras sencillamente viven eternamente agradecidas de todo
corazón...
La tarea es ardua, a
veces poco reconocida, nuestra profesión nos ofrece un gran prestigio, mas no
ganancias enormes, aunque sabemos que nos lo merecemos.
El afecto y agradecimiento de un paciente nos
hace sentirnos grandes y pagadas de sobra.
Lógicamente, como
todo en la vida, hay que saber hacer uso de esta oportunidad de ayuda que se
nos brinda.
No debémos domir en
nuestros laureles y olvidarnos de dejar bien puesto el nombre de la ENFERMERA, a veces la falta de tiempo, el agotamiento y
el estrés hacen que nuestra conducta no sea la indicada...
Es entonces que
debemos recordar nuestro fin: servir al otro sin perseguir más reconocimiento
que la satisfacción de cumplir nuestra meta: engrandecer la Enfermería y que
nadie pueda nunca dudar de que nuestra labor es un pilar fundamental en el área
de la salud...
Y ahora es el momento
indicado de reconocer la noble labor que realizamos, es hora de rendirnos un
homenaje por ser capaces de velar el sueño de un desconocido, acurrucar a un
bebé en ausencia de su madre, confortar y animar cuando el dolor y la angustia
parecen no cesar...
Muchas veces pasamos
malos momentos, porque otros no reconocen
ni valoran nuestros cuidados, pero aún
así seguimos rigurosamente cumpliendo nuestra labor y sacrificando tiempo personal y familiar al cuidado de extraños que
son la razón de nuestra existencia.
Hoy mi tarea es hacer que todas las enfermeras seamos valoradas y que sepamos que nuestra labor es necesaria, porque abordamos lo físico, lo social y el alma, por tanto somos instrumentos escogidos por Dios
Que Dios te bendiga y
a todos los tuyos por dedicar tu vida,
tu arte y tus conocimientos para el bienestar de las personas que requieren de
tu cuidado enfermero.
FELICIDADES QUERID@S COMPAÑER@S...
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