Infección congénita por Treponema pallidum de evolución crónica, latente, con reactivaciones periódicas.
Etiología:
Treponema pallidum, espiroqueta larga, gramnegativa. Su detección en muestras requiere de campo oscuro, tinción inmunofluorescente o ambas. No puede ser cultivada in vitro, el hombre es su huésped principal.
La madre la adquirió generalmente a través de contacto sexual. La espiroqueta puede cruzar la barrera placentaria en cualquier momento de la gestación y producir muerte fetal o neonatal, parto prematuro y enfermedad congénita. La bacteriemia materna es una condición necesaria, y se disemina en el feto por vía hematógena. También se puede adquirir al momento del nacimiento por contacto con lesiones infectantes en el canal del parto.
Epidemiología:
Tiene distribución mundial. Se asocia con el uso de drogas ilícitas que propicia un mayor intercambio sexual, y ha sido concurrente con la infección por VIH. Predomina en medio socioeconómico bajo. Ha sido más común en varones, aunque en adolescentes de alto riesgo se ha observado un viraje de género. En el 2005 en México sólo se reportaron 95 casos, lo que hace pensar que pudieron pasar desapercibidos o confundidos con otros padecimientos. Lo anterior se sustenta en que el riesgo de infección transplacentaria al producto es del 20 al 40% y los casos maternos reportados fueron muy superiores.
Síntomas y signos:
La mayor parte de los hijos de mujeres enfermas desarrollan infección intrauterina; sólo 8% son sintomáticos en la primera semana y 65% el primer mes. Las manifestaciones más comunes en el recién nacido son rinitis, pénfigo palmo plantar, hepatomegalia, esplenomegalia, ictericia y manifestaciones óseas dolorosas que producen pseudoparálisis de Parrot. En 60% de los niños hay afección neurológica (convulsiones, hipotonía, espasticidad o hipertensión intracraneana).
Valoración materna:
El diagnóstico y tratamiento materno es cubierto mediante la intervención del CAUSES:
Diagnóstico y tratamiento de sífilis.
Valoración del paciente:
Citología hemática completa; RPR o VDRL en el suero del niño, no del cordón umbilical; anticuerpos IgM específicos positivos por inmunofluorescencia; examen en campo oscuro o tinción inmunofluorescente de lesiones sospechosas o de líquidos corporales (ejemplo rinorrea); punción lumbar para estudio citoquímico del líquido cefalorraquídeo, VDRL y examen en campo oscuro [sólo en pacientes con evidencia clínica o serológica de infección (título de anticuerpos 4 veces mayor que el materno) o examen de campo oscuro positivo].
Sólo si están clínicamente indicados: radiografías de huesos largos; radiografía del tórax; pruebas de función hepática; ultrasonido transfontanelar; examen oftalmológico y potenciales auditivos del tallo cerebral.
Diagnóstico diferencial:
Anemia falciforme, leucemia congénita, rubéola, raquitismo, infección por citomegalovirus, hiperostosis cortical, maltrato infantil, entre otras.
Tratamiento:
La administración de antimicrobianos, penicilina en la mayoría de los casos i.m. durante 10 días, de acuerdo con criterios clínicos y de laboratorio. Es recomendable la valoración por un infectólogo en todos los casos; las consultas con el neurólogo, oftalmólogo y ortopedista dependerán del involucro de los sistemas correspondientes.
Complicaciones:
Virtualmente cualquier órgano puede estar afectado.
Pronóstico:
Con tratamiento oportuno y adecuado el pronóstico es bueno.
Referencias bibliográficas:
- Covarrubias IE. Infecciones congénitas y perinatales. En: Martínez MR, editor. Pediatría. La Salud del niño y del adolescente. 6ª edición. México: Manual Moderno; 2009.p. 250-264.
- Jasso GL. Neonatología Práctica. 7ª Ed. México: Editorial El Manual Moderno, 2008 p. 165, 170.
- Workowski KA, Berman SM. Congenital syphilis. Sexually transmitted diseases treatment guidelines 2006. MMWR 2006;55(RR-11):30-33.
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