La vida de los pacientes terminales en la actualidad puede prolongarse por más tiempo, sean días, semanas o meses, con lo que aparentemente se cumple el deber primordial de los médicos de prolongar la vida en cualquier circunstancia, sin embargo, este enfoque hace que emerjan una gran cantidad de conflictos éticos relacionados a los límites de la actuación médica al utilizar todos los medios que ciencia y tecnología ponen a su alcance para mantener y prolongar la vida  de pacientes que ya no tienen ninguna posibilidad de curación o recuperación.

¿Hasta donde deben ir los esfuerzos de los médicos en el tratamiento de estos enfermos?, ¿Cuáles son los límites?:

Tradicionalmente el principio de lo Sagrado de la vida cuya base es el Juramento Hipocrático ha sido el rector de la práctica médica, pero en estos pacientes, regirse a él significa aplicar a estos niños una serie de medidas terapéuticas, que ya no brindan ningún beneficio, incurriendo así en un enfoque erróneo de obstinación terapéutica, de un empecinamiento en  curar lo incurable, de no reconocer la finitud de la vida y de la medicina y de no admitir que la muerte no es un sinónimo de fracaso ; este enfoque de atención antaño adecuado hoy solo genera angustia a pacientes y familiares y equivale a una atención médica sin sentido conocido como futilidad, distanasia o ensañamiento terapéutico; este exceso de tratamiento médico que precede a la muerte a generado un creciente clamor en la sociedad a favor de la eutanasia al considerarla una forma más digna de morir y por el temor de morir en las unidades de cuidado intensivo bajo un gran arsenal de aparatos, tubos, sondas, catéteres, agujas y en muchas ocasiones en intensa soledad.

Medidas ordinarias o proporcionadas

Son todas aquellas medidas de diagnóstico y/o tratamiento que se aplican a un paciente con posibilidades definidas de curación o recuperación (ejemplo, niños con cáncer que pueden vivir varios meses o años más). Son los pacientes de la categoría I y II de la Universidad de Pittsburgh. Estos pequeños requieren la aplicación de todas las medidas con efecto benéfico potencial. Equivalen a soporte total.

Medidas extraordinarias, desproporcionadas o fútiles.

Se consideran así todas las medidas para diagnóstico y/o tratamiento  que se aplican a un paciente sin posibilidades  definidas de curación o recuperación y cuyo empleo solo consigue  prolongar el proceso de morir. Corresponden a las  categorías III y IV de la Universidad de Pittsburgh. Ejemplos de medidas fútiles en el paciente terminal son la aplicación de un ventilador mecánico para tratar la insuficiencia  respiratoria; aplicar una diálisis peritoneal al paciente terminal con hiperkalemia, utilizar nutrición parenteral  en estos pacientes.

Las medidas de diagnóstico y/o tratamiento deben ser evaluadas en forma constante, pues las extraordinarias pueden pasar rápidamente a ser consideradas como ordinarias, por ejemplo, un trasplante de hígado para un paciente con cirrosis ya no es considerado como extraordinario.


Fuente: Instituto Nacional de Pediatría - INP 

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