martes, 11 de septiembre de 2012

INTUBACIÓN OROTRAQUEAL


INTRODUCCIÓN 
La vía aérea es una de las más altas prioridades en un paciente críticamente enfermo. Su 
alteración e inadecuado manejo son una de las principales causas de muerte en este tipo de 
pacientes . La indicación de realizar una intubación está basada en un adecuado juicio 
clínico, para lo cual el personal de salud debe ser idóneo y estar sensibilizado con este 
procedimiento. 
Una valoración clínica rápida y concreta del paciente, permite identificar a qué tipo de vía 
aérea se va a enfrentar, en caso de catalogarla como difícil, se podrá estar aun más 
preparado y dispuesto para su manejo. Adicionalmente permite conocer qué tipo de 
medicamentos se emplearán . 
Las benzodiacepinas y los opioides se indican en todos los casos excepto en pacientes con 
valoración en la escala de Glasgow de 3 o en paro cardiorespiratorio. Estos medicamentos 
permiten tolerar el procedimiento de intubación, sin embargo en ciertas ocasiones es 
indispensable la administración de un medicamento miorelajante, cuyas contraindicaciones 
de uso son la presencia de una vía aérea difícil, falta de un sistema de presión positiva con 
suministro de oxígeno (Balón autoinfable de reanimación conocido por su marca comercial: 
“ambú”) y la impericia del profesional de salud encargado . En caso de existir 
inconvenientes sobre la capacidad de intubar al paciente, se debe realizar la intubación con 
el enfermo despierto usando anestesia tópica faringo-laríngea con spray de Lidocaína 4%. 
El objetivo de esta revisión, es proveer información acerca del manejo de la vía aérea por 
medio de la intubación orotraqueal en el servicio de urgencias, lo cual permitirá una menor 
tasa de fallos y mejor calidad de atención a los enfermos críticos.

INDICACIONES DE INTUBACIÓN OROTRAQUEAL 
¿Cuándo intubar?, es una de las preguntas que más teme plantearse y resolver un 
profesional de la salud. En unas ocasiones las indicaciones están fácilmente identificables 
con solo ver o examinar al paciente, pero en otras situaciones no hay un límite claro entre 
intubar y  manejar de forma conservadora con solo un suministro de oxígeno de alto flujo, 
que permita mantener su intercambio respiratorio.  
Sin ninguna duda el paciente debe estar intubado durante la reanimación cardiopulmonar 
avanzada, cuando presenta episodios de apnea, disminución del nivel de la conciencia con 
valores en la escala de Glasgow menores o iguales a 8 descartando que esta valoración sea 
influenciada por causas rápidas y fácilmente reversibles como hipoglicemia o algunos casos 
de intoxicaciones. Sin embargo hay indicaciones relativas al juicio clínico tales como, 
insuficiencia respiratoria en pacientes que ya reciben aporte de oxígeno suplementario 
(frecuencia respiratoria menor a 10 o mayor de 30 respiraciones por minuto), obstrucción 
de la vía aérea y la necesidad de aislamiento o de protección de la vía aérea.

VALORACIÓN PREVIA A LA INTUBACIÓN
Realizar una rápida y concisa valoración clínica, permite al galeno predecir si se encuentra 
ante un paciente de fácil o de difícil intubación, y anticiparse a los cuidados que con 
relación al manejo de la vía aérea deben seguirse.  
Establecer un plan de manejo es la principal prioridad, el cual depende si se encuentra o no 
ante una vía aérea difícil, característica que es determinada por el hallazgo de variaciones 
anatómicas o patológicas a nivel facial, arcada dental, boca, maxilar, faringe, laringe, 
cuello, tráquea, mediastino y tórax. Adicionalmente durante el examen físico previo a la 
intubación se deben evaluar significativas claves diagnósticas que predicen a qué tipo de 
vía aérea se está enfrentando, dichas claves son: valoración de la apertura oral, la distancia 
tiromentoneana, el diámetro y longitud cervical, el espacio mandibular lateral y la 
capacidad de subluxación de la mandíbula . 
La apertura oral, se valora midiendo la distancia entre los incisivos superiores e inferiores, 
con la cabeza en posición neutral y la boca abierta. Si la distancia entre los incisivos es 
menor de 4 cm se prevé una intubación difícil. 
La distancia tiromentoneana se evalúa desde el borde superior del cartílago tiroides hasta el 
punto más saliente del mentón, con la cabeza extendida al máximo. Si esta distancia es 
menor de 6 cm se prevé una intubación difícil porque se asocia con una laringe anterior y a 
un menor espacio en la cavidad oral para comprimir la lengua con la hoja del laringoscopio. 
La distancia mentoesternal se valora con la cabeza extendida al máximo, midiendo la  
longitud desde el punto más saliente del mentón hasta el borde superior del esternón. Si esta 
distancia es menor de 12 cm se prevé una intubación difícil. El espacio mandibular lateral, corresponde a la distancia entre los ángulos mandibulares, 
cuando esta medida es menor de 9 cm predice una intubación difícil, puesto que provee un 
menor espacio en la cavidad faríngea. 
La capacidad para la subluxación de la mandíbula, se valora midiendo el máximo 
movimiento hacia adelante de los incisivos inferiores sobre los superiores, se considera una 
intubación fácil cuando los incisivos inferiores se ubican por delante de los superiores, 
laboriosa cuando se alienan y difícil cuando los incisivos inferiores permanecen detrás de 
los superiores. 

TÉCNICA DE INTUBACIÓN 
Material necesario para realizar la intubación. 
• Laringoscopio y juego de palas (rectas o curvas) de diferentes tamaños.  
• Tubos orotraqueales de diferentes diámetros. En mujeres adultas se recomienda un 
tubo orotraqueal número 7 a 8 y de 7,5 a 8,5 en varones, teniendo en cuenta que estos 
valores se correlacionan de forma subjetiva con la estatura y la composición corporal 
del paciente.  
• Guías semirrígidas.  
• Cánulas orofaríngeas, nasofaringeas y mascarillas faciales de diferentes tamaños.  
• Balón autoinflable de resucitación con válvula y bolsa reservorio, conocido por su 
marca comercial: “ambú”, la cual será tenida en cuenta para  futuras citas durante 
presente artículo. 
• Fuente de oxígeno. 
• Sistema y sondas de aspiración.  
• Jeringas de 5-10 cm.  
• Vendas y esparadrapo para fijación del tubo orotraqueal.  
• Fármacos para facilitar la intubación (benzodiacepinas, opioides, miorrelajantes). 
• Carro de paro.
• Fonendoscopio.

Oxígenoterapia pre-intubación. 
1. Ventilar y administrar oxígeno suplementario lo más cercano al 100% de fracción 
inspirada, por al menos 30 segundos previos a la intubación. Se debe administrar un 
flujo de oxígeno de 10 a 15 Lt/min a través del “ambú”, la máscara de este sistema debe 
cubrir la boca y la nariz, asegurándola con presión a las mejillas. 
2. Luego de iniciar el manejo con el ambú se coloca una canula de Guedel, que mejora el 
intercambio respiratorio y previene la obstrucción de la vía aérea que se puede generar 
al caer la lengua hacia atrás y taponar la glotis. La cánula se introduce por uno de los 
lados de la boca con la punta dirigida a la nuca del paciente. Una vez dentro de la boca se gira 180º, evitando la caída hacia atrás  de la lengua. Su tamaño corresponde a la 
longitud equivalente entre el lóbulo de una oreja y la comisura labial. 
3. El  sistema de ambú de adultos posee un balón con una capacidad de 500, 1.000, 2.000 o 
3.000 ml (según el ambú disponible en el servicio de urgencias),  el cual debe ser 
presionado para administrarle al paciente una cantidad de oxígeno que corresponda a su 
volumen corriente (7ml/kg) y permita la expansión torácica. 
4. El número de ocasiones que se presiona el balón del ambú debe corresponder con una 
frecuencia de 10 a 12 por minuto y tener una duración aproximada de 1.5 segundos. Se 
debe asegurar que  la presión del balón permita la expansión torácica, siempre teniendo 
en cuenta que la presión sobre la vía aérea no debe sobrepasar los 20 cm de agua, siendo 
este un indicador subjetivo para el personal de salud, puesto que presiones elevadas 
podrían lesionar la vía aérea pequeña o sobrepasar la presión del esfínter esofágico 
inferior, insuflando de esta última manera la cavidad gástrica. 
5. Si el paciente presenta esfuerzos inspiratorios se le debe apoyar con compresiones del 
balón con frecuencia de 10 a 12 ventilaciones por minuto, teniendo en cuenta que estas 
deben administrarse en forma de apoyo durante el inicio del respectivo esfuerzo 
inspiratorio, más no durante la espiración porque se podría causar barotrauma. El resto 
de los esfuerzos inspiratorios no se apoyan. 
6. Si se encuentra en una reanimación cardiopulmonar se deben asegurar 2 ventilaciones 
efectivas por cada 30 compresiones torácicas. 

Maniobras de pre-intubación 
1. Canulación de una vía venosa. 
2. Monitorización de signos vitales y de saturación se oxígeno. 
3. Colocación de la cabeza del enfermo a la altura de la apófisis xifoides del clínico, lo cual 
se puede facilitar mediante la elevación de la cabeza 10 cm con una almohada debajo del 
occipucio. 
4. Levantamiento mandibular, tomando los ángulos de la mandíbula con una mano a cada 
lado y empujando la mandíbula hacia arriba y hacia adelante. En caso de trauma facial o 
de cabeza y cuello la columna cervical debe mantenerse en posición neutra alineada. 
5. Elevación del mentón, colocando los dedos de una mano debajo de la mandíbula, la cual 
se tracciona suavemente hacia arriba con el objetivo de desplazar el mentón hacia 
adelante. 
6. Hiperextensión del cuello es una maniobra esencial, la cual está contraindicada en 
trauma cervical o en los casos en que no se ha evaluado la columna cervical. 
7. Extracción de prótesis dentales, de cuerpos extraños y de la cánula de Guedel. 
8. Aspiración de secreciones, sangre o vómito.  
9. Uso de una guía metálica maleable podría que ayude acentuando la curvatura del tubo, 
lo cual facilita la inserción de éste dentro de la tráquea. Esta guía se debe dejar a 1.5 cm 
del extremo distal del tubo. 

Maniobras de intubación 
1. Sujetar el laringoscopio con la mano izquierda e introducir la pala por la comisura bucal 
del lado contralateral, desplazando la lengua hacia el mismo lado de la mano y traccionando del laringoscopio hacia adelante y arriba, teniendo especial atención en no 
apoyarse sobre los dientes. 
2. Visualizar la epiglotis. Situar la punta del laringoscopio en la vallecula (pala curva) o 
directamente en la epiglotis (pala recta). 
3. Si se desea disminuir el riesgo de broncoaspiración se debe realizar por un compañero la 
maniobra de Sellick, la cual se lleva a cabo presionando hacia  el fondo el cartílago 
cricoides, permitiendo de esta manera una ligera oclusión del esófago. 
4. Si la visualización de la glotis  no es posible y además se desea disminuir el 
riesgo de broncoaspiración, un compañero debe realizar la maniobra de Burp, la cual se 
efectúa produciendo una movilización del cartílago cricoides de forma conjunta hacia el 
fondo,  arriba y a la derecha, claro está sin que exista contraindicaciones.
5. Con la mano derecha se introduce el tubo (con guía), manteniendo la visión de las 
cuerdas vocales, deslizándolo e introduciéndolo a través de las cuerdas vocales hasta que 
veamos desaparecer el manguito de taponamiento.  
6. La colocación correcta del tubo corresponde generalmente con la marca de 20-21 cm en 
el varón y de 19-20 cm en la mujer, debiendo ser precavido en notar que el manguito 
neumotaponador atraviese en su totalidad las cuerdas vocales, teniendo en cuenta que 
esta longitud es correlativa a la estatura y de la composición corporal del paciente. 
7. Retirar el laringoscopio sin mover el tubo y la guía en caso de haberla utilizado. Inflar el 
manguito de taponamiento con 5 a 7cc de aire.   
8. Comprobar la colocación correcta del tubo en la tráquea. Auscultando primero en 
epigastrio y luego simétricamente en el tórax.  
9. Se procede a la fijación del tubo con esparadrapo, recuerde evaluar su adecuada 
ubicación cada vez que el paciente sea movilizado. 
10. Se pude introducir segun crea conveniente una cánula orofaringea para impedir que el 
paciente muerda el tubo orotraqueal, obstruyendo el flujo aéreo. 
11. Luego se conecta el tubo a la fuente de oxígeno y se inicia la ventilación  artificial.  
12. Si la intubación no se lleva a cabo en pocos segundos, se debe descontinuar el intento, 
preoxigenar nuevamente al paciente durante treinta segundos e intentarlo de nuevo. La 
interrupción máxima de la ventilación no debe pasar de 30 segundos. 

Intubación esofágica 
Son signos de intubación esofágica:
• La emisión de sonidos articulados (gruñidos, palabras incoherentes). 
• La ausencia de ruidos ventilatorios en ambos hemitórax a la auscultación. 
• La auscultación de gorgoteo a nivel epigástrico. 
• La presencia progresiva de distensión abdominal. 
Se puede dejar emplazado el tubo en el esófago (no olvidar inflarlo) y reiniciar el 
procedimiento, sirviendo el anterior tubo de guía. Sin embargo es importante destacar que 
la intubación esofágica puede causar espasmo laríngeo o del esófago torácico, favoreciendo 
el vomito y la regurgitación, especialmente si se insufla aire en el estómago. 
Intubación endobronquial.
Es un signo de intubación endobronquial: 
• La ventilación asimétrica de los hemitórax a la auscultación. 
En este caso se debe retirar el tubo unos centímetros hasta que en la auscultación la 
ventilación sea simétrica en ambos hemitórax. Si no se retira el tubo y se insufla el 
manguito neumotaponador se pude provocar enfisema obstructivo e incluso neumotórax, 
atelectasias en el bronquio contralateral

Oxigenoterapia post-intubación 
1. Al estar intubado, el ambú se conecta al tubo orotraqueal y a la conexión de oxígeno. 
2. Se debe disponer de un flujo de oxígeno aproximado de 8 Lt/min, el cual suple las 
necesidades ventilatorias de oxígeno y suministra una fracción inspirada del 100%. 
3. Administrar presionando el balón del ambú aproximadamente un volumen corriente de 7 
ml/kg, con una frecuencia de 10 a 12 por minuto y duración aproximada de cada presión 
sobre la bolsa de 1.5 segundos. Se debe proveer una presión del balón que permita la 
expansión torácica, sin sobrepasar la presión de 20 cm de agua de presión sobre la vía 
aérea. 
4. Si esta con esfuerzos inspiratorios se le debe apoyar con solo 10 a 12 frecuencias 
ventilatorias, teniendo en cuenta que estas deben administrarse en forma de apoyo 
durante el inicio del respectivo esfuerzo inspiratorio. El resto de los esfuerzos 
inspiratorios no se apoyan. 
5. En reanimación cardiopulmonar cuando ya se encuentra bien posicionado el tubo 
orotraqueal, se ventila a una frecuencia de 8 a 10 respiraciones por minuto 
independientemente de las compresiones torácicas. 

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